Los gastos de comunidad representan una parte fundamental de la inversión en vivienda. Es por ello que resulta crucial conocer su cuantía antes de adquirir una propiedad, así como anticipar posibles necesidades adicionales que podrían incrementar tu cuota en el futuro. Es importante tener en cuenta que los gastos no son uniformes, variando significativamente entre comunidades con y sin servicios adicionales como piscinas o ascensores.
En este artículo, te proporcionaremos una guía detallada sobre los gastos de comunidad de vecinos o propietarios. Exploraremos quién está encargado de cubrir estos gastos, cómo se distribuyen entre los miembros, cuándo pueden considerarse deducibles y qué medidas se aplican en caso de impago. Con esta información, podrás tomar decisiones más informadas y evitar sorpresas desagradables en el futuro.
Los gastos de comunidad son una parte esencial de la vida en propiedad horizontal, regulados por la Ley sobre Propiedad Horizontal (LPH) que rige la convivencia en edificios y comunidades de propietarios. Esta normativa se aplica a situaciones como la compra de un piso en un edificio o una casa en un terreno común segregado en parcelas, estableciendo reglas claras para la gestión y mantenimiento de dichas propiedades.
Según el artículo 9 de la LPH, los propietarios tienen la obligación de contribuir a los gastos generales necesarios para el adecuado funcionamiento, mantenimiento y conservación del inmueble y sus servicios comunes.
Existen dos tipos principales de gastos de comunidad:
Gastos ordinarios: Estos son los necesarios para el funcionamiento básico y el mantenimiento regular de la comunidad, como los pagos de luz, agua, limpieza, conserjería, mantenimiento de ascensores y otras instalaciones comunes. Se incluyen en los presupuestos anuales y se aprueban en las juntas ordinarias.
Gastos extraordinarios: Estos gastos surgen para cubrir necesidades de mejora puntuales, como la instalación de un ascensor o la reparación de la fachada. Se aprueban en juntas extraordinarias y pueden financiarse mediante derramas o con fondos de reserva de la comunidad.
Es importante destacar que los gastos de mantenimiento básico, las obras de conservación necesarias y el fondo de reserva son considerados gastos ordinarios de la comunidad. El fondo de reserva, en particular, debe representar al menos el 10% del último presupuesto ordinario para garantizar la disponibilidad de recursos frente a imprevistos.
Los gastos de comunidad son responsabilidad de los propietarios, aunque estos pueden ser trasladados al inquilino mediante acuerdo. Sin embargo, el propietario sigue siendo el responsable final del pago. Los gastos compartidos son aquellos relacionados con elementos disfrutados solo por algunos propietarios, pudiendo excluirse de ciertos gastos bajo ciertas condiciones establecidas en los estatutos o por unanimidad en una junta de propietarios.
Algunos gastos de comunidad pueden ser deducibles, especialmente si el inmueble está alquilado, y pueden haber medidas fiscales para incentivar mejoras en eficiencia energética o accesibilidad.
Los gastos se reparten según la cuota de participación establecida en el título de propiedad o por acuerdo especial. Cada propiedad tiene una cuota de participación en función de su valor relativo, determinando su contribución a los gastos y beneficios de la comunidad.
Fuente: «Idealista»