Quien haya visto la película Espías desde el cielo, conocerá el potencial que tienen los drones con sistemas de videovigilancia: grabación en alta resolución, transmisión de imágenes en tiempo real, reconocimiento facial, detección de movimiento, geolocalización… Pero sus funciones no solo se limitan al uso militar. Parece que muy pronto sobrevolarán las comunidades de vecinos.
Las cámaras de seguridad tradicionales, salvo que se instalen sobre un rail o tirolina (sistemas poco prácticos), se encuentran fijas en un punto, por lo que solo son efectivas cuando la incidencia se produce delante de su objetivo. En comunidades de propietarios urbanas y garajes, cubriendo con cámaras de seguridad los accesos y las zonas más vulnerables se logra un alto nivel de protección. El problema surge en grandes urbanizaciones abiertas, en las que se hace necesaria la instalación de un gran número de cámaras de vigilancia para poder proteger todo el perímetro, lo que supone una inversión desorbitada.
Este problema puede solucionarse mediante drones con sistemas de videovigilancia incorporados. Esta es, de hecho, la mejor solución para la protección de grandes superficies como aparcamientos abiertos, fincas rústicas, huertos solares…
El dron se puede programar para que de forma autónoma realice rondas de videovigilancia a determinadas horas, controlando diferentes puntos de la urbanización dentro de una ruta establecida. También se puede programar para que en caso de que salte una alarma perimetral o un aviso por acceso no autorizado, despegue de la base y se dirija automáticamente a esa posición para que un operador pueda ver lo que está sucediendo en tiempo real desde una Central Receptora de Alarmas.
De este modo, se puede verificar al momento si se trata de una falsa alarma o de una intrusión real, dando aviso a los servicios de emergencias, en caso de que fuera necesario. El propio operador puede tomar los mandos del dron y manejarlo por control remoto o de forma manual.
Las imágenes captadas por el dron quedan registradas en remoto por un grabador que garantiza su integridad y su validez legal en caso de que tengan que ser aportadas como prueba incriminatoria en un juicio. Sólo el responsable del fichero tendrá acceso a las grabaciones y solo el operador (vigilante de seguridad) podrá ver las imágenes en tiempo real, garantizando así la privacidad de los usuarios.
Otra de las ventajas que ofrece la videovigilancia a través de drones, es que la cámara no puede ser pintada o saboteada al encontrarse a decenas de metros de altura.
Esta solución que parece de ciencia ficción es ya una realidad y si la legislación actual lo permite, muy pronto se consolidará en las grandes urbanizaciones como alternativa a las cámaras de vigilancia tradicionales y, por supuesto, a la vigilancia física.
Esta innovadora solución de videovigilancia sólo tiene sentido en la protección de grandes espacios abiertos, pero en los próximos años, las comunidades de propietarios más pequeñas tampoco se librarán de la presencia de los drones. Estos dispositivos se usarán para la detección de fugas térmicas y fluidos, para la evaluación del estado de fachadas y tejados y tal y como promete Amazon, también para la entrega a domicilio de paquetería…
¡Bienvenidos drones!
Fuente: Prevent Security Systems http://www.fotocasa.es/