Es un problema común. Nidos, a veces tan grandes que dañan los edificios, que aparecen en nuestra comunidad de vecinos. Molestan y queremos quitarlos. ¿Qué hay que hacer? Hay que informarse antes, ya que retirar un nido puede estar penado con hasta dos años de cárcel. Para echaros un cable, os compartimos parte de un artículo que la periodista Arantxa Castaño publicó en Ciudad y Comunidad.
Golondrinas, aviones, vencejos y cigüeñas blancas son aves que habitan el entorno urbano. Surcan los cielos de Madrid desde tiempos inmemoriales y desempeñan una importante labor en el ecosistema. Destruimos sus nidos porque molestan o porque queremos pintar la fachada, sin sospechar que al hacerlo incurrimos en un delito ambiental penado con hasta dos años de cárcel. Preservar la biodiversidad al intervenir sobre el patrimonio es mucho más que una cuestión de conciencia, aunque faltan sensibilidad y disciplina en el cumplimiento normativo.
En los últimos siete años, SEO BirdLife ha puesto en conocimiento de las autoridades, por su especial gravedad, 36 de los cientos de avisos recibidos de socios y simpatizantes que denuncian la destrucción de nidos en las ciudades. Por eso reclaman un mayor y mejor control del delito, pero también más conciencia social sobre la importancia de las aves. “La riqueza y abundancia de aves está considerada como un indicador directo del estado de los ecosistemas y su nivel de conservación. Lo que es bueno para las aves, es bueno para nosotros y por ello es importante cuidarlas”, señala la responsable de Biodiversidad Urbana de esta organización, Beatriz Sánchez Cepeda.
Las especies más afectadas por este problema en entornos urbanos son el avión común, la golondrina común, los vencejos común y pálido y la cigüeña blanca. Los tres primeros se alimentan de moscas y mosquitos. Son aves migratorias que regresan a sus nidos y crían entre marzo y septiembre. Los aviones y las golondrinas construyen sus nidos con barro en aleros, esquinas o porches, mientras que los vencejos usan grietas y rendijas en las paredes de los edificios para instalarse. La destrucción de nidos, la pérdida de hábitat adecuado para la nidificación, el uso de insecticidas que matan a sus presas o la escasez de barro son factores que conducen a su progresiva desaparición. Si además tienen que dedicar tiempo y energía a reconstruir un nido destruido por la mano humana, serán menos eficientes en la puesta de huevos y alimentación de los pollos.
¿Qué dice la normativa sobre la protección de las aves?
Ante el declive de las poblaciones, o la alarma social que genera una colonia de vencejos en la que los adultos intentan desesperadamente acceder a sus crías secuestradas por una malla de obra, Sánchez insiste en la necesidad de cumplir la normativa ambiental, “que ofrece protección estricta a sus pollos, nidos y huevos en todo el Estado”. Se refiere a leyes europeas, nacionales y convenios internacionales (Directiva Europea de Aves, Ley 42/2007, de Patrimonio Natural y Biodiversidad, Convenio de Berna). Estas aves, además, están incluidas en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (LESRPE), “lo que significa que son merecedoras de una atención y protección particular en función de su valor científico, ecológico o grado de amenaza, entre otras”.
Estas normas prohíben dar muerte, dañar, molestar o inquietar intencionadamente a todos los animales silvestres (art. 54.5 Ley 42/2007). En el caso de golondrinas, aviones y vencejos, al estar en el LESRPE, está prohibida la destrucción o deterioro de sus nidos, vivares y lugares de reproducción, invernada o reposo, en cualquier fase de su ciclo biológico (art. 57.1 de la Ley 42/2007).
En Madrid, el artículo 14 de la Ley 2/91 de 14 de febrero, para la Protección y Regulación de la Fauna y Flora Silvestres en la Comunidad de Madrid prohíbe “dar muerte, dañar, molestar, inquietar, la captura en vivo, la perturbación de los espacios de recuperación, cría, muda, invernada, reposo, etc.” de especies protegidas. Por otra parte, el Código Penal establece en su artículo 334 una pena de prisión de hasta dos años para quien dé caza a estas aves, las destruya o realice actividades que impidan o dificulten su reproducción o migración.
¿Qué podemos hacer ante un nido de ave en nuestra comunidad?
Antes de incurrir en un delito ambiental, si en la comunidad de propietarios se considera imperiosa la necesidad de eliminar los nidos, es preciso solicitar autorización administrativa ante la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Comunidad de Madrid, que la otorgará “de manera excepcional, de forma justificada y únicamente si no existe una alternativa satisfactoria”, señala Sánchez. Adicionalmente, el órgano competente ordenará respetar el periodo de cría y, si realmente fuera necesario retirar el nido, “deben ofrecerse alternativas viables para la nidificación”.
Desde SEO BirdLIfe insisten en la necesidad de informarse, conocer las especies y saber “que se puede prevenir el daño y hacer compatible el bienestar de los vecinos con la presencia de aves”. Para evitar la suciedad, en el caso de golondrinas y aviones, recomiendan instalar un cartón, tablero o balda de madera debajo de los nidos. A coste cero, reciclando materiales, o invirtiendo diez euros por unidad en la que ellos han diseñado específicamente para este fin. Si la colonia es numerosa, recomiendan el sistema BirdClean, una solución comercial eficaz y duradera, respetuosa con las aves y “más rentable a medio y largo plazo que retirar los nidos, puesto que es definitiva, porque de retirar los nidos es seguro que las aves intentarán rehacerlos”.
En el caso de la cigüeña blanca, otra especie protegida y propia del medio urbano, las incidencias suelen resolverse con sencillas intervenciones como rebajar el peso del nido fuera del periodo de cría. Esta especie anida fundamentalmente en tejados de iglesias y edificios públicos, por lo que la gestión de esta problemática suele competer a la administración municipal. En la Comunidad de Madrid, Alcalá de Henares es una ciudad líder en el cuidado y preservación de sus cigüeñas.
Autora: Arantxa Castaño
Fuente: Ciudad y Comunidad
Imagen: 20 Minutos