Compartir escalera con un vecino al que le gusta tocar un instrumento musical o con el típico manitas del hogar que se pone a taladrar paredes a cualquier hora del día es más habitual de lo que pudiera parecer. Tampoco resulta raro que en una vivienda del bloque organicen, frecuentemente, fiestas con amigos hasta altas horas de la madrugada. Y es que el ruido es uno de los principales focos de conflictos vecinales, sobre todo, en los bloques de pisos de las grandes ciudades. Con éste problema de convivencia lidian muchos día a día. ¿Qué hago con mi vecino ruidoso?
En la mayoría de las ocasiones, los afectados por el ruido en la comunidad de vecinos no saben cómo actuar, pero la Ley de Propiedad Horizontal (LPH) es tajante respecto a este tema. En su artículo 7.2 expone: «A los propietarios u ocupantes del piso no les está permitido desarrollar actividades prohibidas en los estatutos que resulten dañosas para la finca». Junto a las normas de nivel estatal, cada municipio regula los problemas de contaminación acústica a través de sus propias ordenanzas.
Los pasos a seguir para acabar con este problema, principalmente, son tres, según explican desde el Colegio Profesional de Administradores de Fincas de Madrid (CAFMadrid). En primer lugar, hay que acudir al causante de las molestias e intentar solucionar el problema. Si la situación no mejora, hay que ponerlo en conocimiento del presidente de la comunidad para que medie en el conflicto. Y si, tras las amonestaciones, el problema persiste, los propietarios reunidos en junta podrán tomar medidas legales entablando una acción de cesación (obligar, a través de los tribunales, al causante de las molestias a acabar con su actitud).
Tres franjas diarias en Madrid
Actualmente, la mayor parte de normativas municipales del ruido establecen, por lo general, un límite de 35 decibelios durante el horario diurno y de 30 en las horas de noche. Dicho en otras palabras, si se entienden sin dificultad las conversaciones del vecino o se oye su tele sin problemas es que está superando los máximos permitidos.
Asimismo, si los ruidos provienen de un piso que está en alquiler, también se puede acudir al propietario de dicho inmueble, quien puede llegar incluso a rescindir el contrato con el/los inquilino/os.
Las normativas municipales son concretas respecto a lo que el ruido se refiere. Por ejemplo, el Ayuntamiento de Madrid divide el día en tres franjas horarias. La primera corresponde con el periodo diurno y discurre desde las 07:00 hasta las 19:00 horas donde no está permitido sobrepasar los 55 decibelios en zonas de uso residencial. El mismo tope que se establece en el periodo de tarde, de las 19:00 a las 23:00 horas. El límite se reduce en 10 decibelios, hasta situarse en los 45 durante las horas nocturnas que se alargan desde las 23:00 hasta las 07:00 horas de lunes a viernes, ampliándose este franja hasta las 08:00 horas los domingos y festivos.
De la misma manera, hay una serie de actividades que cuentan con unos horarios más restringidos como son las obras o mudanzas en el domicilio particular. En concreto, la normativa madrileña señala que de lunes a viernes solo se podrán llevar a cabo este tipo de actuaciones desde las 08:00 hasta las 21:00 horas. Y los sábados, domingos y festivos el tiempo se reduce desde las 09:30 hasta las 21:00 horas.
Con la Nochevieja a la vista, esta fecha aparece señalada en el calendario para que se den este tipo de situaciones. Son muchas las familias y grupos de amigos que se reúnen en casa para celebrar el comienzo del año. Muchos piensan que esa noche los límites cambian, pero no es así. Según un informe elaborado por la empresa especializada en soluciones acústicas (Aistec), las normativas municipales de las principales ciudades españolas no recogen ninguna variación respecto a cualquier otra noche, exceptuando Sevilla donde se permiten las celebraciones en los días más señalados de Navidad, entre las 00:00 y las 04:00 horas.
Mal aislamiento acústico de las viviendas
El problema del ruido puede modularse, que no eliminar, con un buen aislamiento acústico. Aunque tras la aprobación del Documento Básico de Protección Frente al Ruido en 2009, las viviendas de nueva construcción están obligadas a atender criterios acústicos, más de 80% de las casas españolas no cuenta con el aislamiento necesario, según un estudio realizado por la empresa de aislamientos Danosa. En el mismo informe, inciden que el problema de la contaminación acústica aparte de causar molestias sonoras es, también, perjudicial para la salud. La irritabilidad, el estrés, o las alteraciones del sueño son algunos de los efectos.
Noticia vía: elmundo.es