El butano y el propano forman parte de la categoría de gases licuados del petróleo (GLP). Dichos combustibles se definen como incoloros, inodoros y no tóxicos. Sin embargo, un uso irresponsable de los mismos podría ocasionar graves accidentes, por lo que las autoridades sanitarias han desarrollado una normativa que regula su uso y establece una serie de preceptos para garantizar la seguridad y prevenir los posibles daños que pueden ser ocasionados.
Por ejemplo, ambos tipos de gases se venden en bombonas de butano y bombonas de propano (es cierto que el propano ya se encuentra en otros sistemas) por lo que su capacidad por unidad se encuentra limitada y su precio, en consecuencia, regulado por el Gobierno que, cada cierto periodo de tiempo, lo modifica en función del mercado y la oferta y la demanda.
Dadas sus características, que afectan a su manipulación, el transporte del butano y el propano se realiza en grandes volúmenes. Es por esto que la gran parte de los consumidores contactan con la empresa comercializadora para que se realice un reparto de bombonas a domicilio cada cierto periodo de tiempo. De esta manera, un profesional consciente se encarga de hacer llegar el gas al hogar sin necesidad de correr riesgos.
Requisitos de seguridad para el transporte e instalación de bombonas
Un profesional será el encargado de instalar la bombona en la vivienda, evitando así posibles fugas o manipulaciones peligrosas. Dicho técnico emplea materiales y técnicas de seguridad para evitar riesgos durante la operación: máscaras, guantes o gafas protectoras…
Si por cualquier cosa, deseas transportar tú mismo la bombona, éste debe ir tumbada durante el viaje en sentido longitudinal, con las válvulas orientadas al centro del vehículo y con las ventanas abiertas para oxigenar el interior y no se concentre el aire del gas. Si se requiere, para una mayor estabilidad, se pueden adquirir sistemas de retención específicos que garanticen su inmovilidad en el automóvil.
Se recomienda que, cuando se realice un recambio de bombona, esté vacía o llena, se mueva de forma vertical y nunca en horizontal. Obviamente, por mucho que esté vacía, no debe volcarse.
La normativa indica que para las bombonas de propano, se emplee ropa de protección que evite el contacto respiratorio con el producto, ya que se debe evitar la inhalación del gas. En este sentido, en el caso de que su ropa se haya puesto en contacto directo con el gas durante el proceso de manipulación, se recomienda que el usuario se quite la ropa y la ponga en remojo para evitar irritación en la piel o inflamaciones.
El marco legal también especifica que se mantenga lo más lejos posible de cualquier fuente de ignición o de productos que puedan producir combustión. Además, en zonas aisladas, las bombonas que se guarden como almacenaje deben tener un espacio propio fuera de la vivienda. Esto se debe a que, dentro de la misma vivienda, nunca puede haber dos bombonas llenas, por lo que aquellas que queramos almacenar deberán estar fuera de la vivienda y bien resguardados (es decir, no las puedes dejar a la intemperie).