La transparencia en la administración de comunidades de propietarios se ha convertido en la primera prioridad de los Administradores de Fincas.
Esa transparencia que demanda nuestra sociedad a todos los niveles, como consecuencia de la situación que vivimos actualmente, se hace necesaria también en el espacio de las comunidades de propietarios. Es cierto que soplan vientos de cambio en la administración de fincas, y que una gran parte del colectivo se ha percatado de la necesidad del cambio de paradigma que supone una nueva manera de hacer las cosas, pero ese nuevo modelo se ha enfocado demasiado sobre la imagen, el marketing, la atención al cliente y la presencia en las redes sociales, olvidando la esencia de nuestra profesión que es administrar, en el sentido que recoge la tercera acepción del Diccionario de la Real Academia Española: “… organizar la hacienda o los bienes”.
De ahí que muchos Administradores de fincas, convencidos (o quizás deslumbrados) por la necesidad de desaprender y transitar por nuevos caminos (mediadores, comunicadores, …) llegan a decir que la contabilidad de las fincas constituía la esencia del Administrador de Fincas en sus orígenes, sin reparar en que ese enunciado representa una evidente contradicción, ya que la esencia es lo que constituye la naturaleza de las cosas, lo permanente e invariable de las mismas. Coincido con que la contabilidad es la esencia, pero no sólo lo ha sido, sino que lo es y lo seguirá siendo, aunque a estas alturas una buena contabilidad puede no ser suficiente, entendiendo como una buena contabilidad aquélla que recoge todos los gastos e ingresos correspondientes al ejercicio, habiendo imputado cada uno de ellos a quienes por Ley, estatutos o acuerdos comunitarios les corresponda.
Lo que ocurre es que –tradicionalmente- se la ha menospreciado, creyéndola innecesaria para reflejar la situación de la mayoría de las comunidades elementales, al tiempo que –parapetándose en el mito de la falta de conocimientos contables de nuestros administrados- se ha ocultado la realidad de que, administrando dinero ajeno, sabíamos menos contabilidad que nuestros clientes, y se ha descuidado por completo la formación de los profesionales en esta materia, generalizándose el procedimiento de la cuenta de la vieja: Ingresos – Gastos = Saldo ?
Foto vía: windows vía photopin (license) | Noticia vía: comunidades.com