Una carrera larga es la que está disputando el sector inmobiliario español por vender más casas y por ahora la vivienda usada está ganando por goleada. Las ventas subieron en 2014 por primera vez en cuatro años -rompiendo así la tendencia registrada desde 2010- y lo hicieron gracias a esta tipología.
De las 318.920 compraventas cerradas en 2014, el 62,7%, es decir 200.065 viviendas, fueron de segunda mano y apenas el 37,2%, unas 118.863 viviendas, de nueva planta. Son datos que recogen en el Colegio de Registrados. Según el INE, las compras de casas de segunda mano aumentaron un 18,4%. Por el contrario, las nuevas cayeron en picado al retroceder un 16,9%.
Pero, ¿por qué ocurre esto?
Los inmuebles de segunda mano acabaron el pasado año cotizando a 1.336 euros por metro cuadrado, mientras que la obra nueva se situó en 1.624 euros, según datos del Consejo General del Notariado. Vemos que la diferencia es bastante amplia. Unos trescientos euros de diferencia, pero es que incluso en el mercado de segunda mano se pueden encontrar viviendas por poco más de 1.021 euros. Esto sin duda anima a los futuros compradores.
Otra ventaja que tiene el comprar una vivienda usada es el margen de negociación que ofrece.
Otro punto a su favor es que está gravada con menos impuestos. Los inmuebles a estrenar están sujetos a un 10% de IVA, mientras que los ya habitados soportan el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales (ITP), cuyo tipo varía del 6% hasta el 10%.
Además, salvo excepciones, las viviendas usadas cuentan con mejor localización, ya que lo pisos nuevos suelen escasear en las zonas céntricas de las ciudades.
La segunda mano sea el motor de la reactivación que está viviendo el mercado se explica también porque hay una mayor oferta.
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