Mucha gente piensa aún que el precio de la vivienda está cerca de tocar fondo tras siete años cayendo de forma ininterrumpida. La bajada real desde el pico más alto -a principios de 2008- es del 41%, con lo que se sitúa en el mismo nivel que en 2004. Y el descenso del 3,8% registrado en marzo en tasa interanual refleja que la pendiente de la cuesta abajo es cada vez menor.
Son buenos argumentos para pensar que apenas queda aire en la burbuja del ladrillo tras el pinchazo. La presidenta de Sareb, Belén Romana, es de esa opinión. Otros menos optimistas creen que es pronto para ver luz al final del túnel y prefieren esperar a una mejora significativa en la tasa de paro para sumarse a esta hipótesis.
Para la firma de análisis Exane, aún queda recorrido a la baja para que el precio de la vivienda toque fondo en España. Cree que no hay que fijarse tanto en la caída registrada hasta ahora, sino en la magnitud de lo que llama «la gran burbuja». No importa cuánto haya bajado el cubo en busca de agua sino cuan profundo sea el pozo.
«Una acción baja, los inversores compran. Entonces descubren que bajo el sótano hay otro sótano. Se llama mazmorra». Con esta frase lapidaria del magnate y multimillonario estadounidense Charlie Munger, la firma francesa ilustra su visión sobre el mercado inmobiliario en España.
La vivienda en España todavía está sobrevalorada un 10%, según sus cálculos, que toman en consideración, entre otras cosas, los años de salario que ha de dedicar una familia española para costearse un piso. Los 5,8 años de salario combinado que se requieren en España nunca hicieron falta en Reino Unido o Estados Unidos, incluso cuando el mercado estaba en su pico.
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