La importancia de asegurar las instalaciones comunes de una comunidad para actividades veraniegas.

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Como consecuencia de estos años pasados de pandemia, cada vez es más común que los vecinos de las comunidades hagan uso de los espacios exteriores de la comunidad. El primer punto que se debe tener en cuenta es la correcta descripción, declaración y aseguramiento de los espacios e instalaciones comunes.

Una correcta declaración pasa por un inventario de instalaciones, declaración del uso y la correcta medición de estos. Más tarde, se debe cuantificar la posible Responsabilidad Civil, teniendo en cuenta los nuevos baremos en caso de accidente que hacen que una póliza emitida hace 10 años con 150.000€ o 300.000€ de capital de R.C sea totalmente insuficiente.

Hoy en día se recomiendan capitales mínimos de 1.000.000€ para la R.C y el límite máximo por víctima que nos permita la aseguradora; no podemos obviar un dato tan importante y fijarnos únicamente en el capital total.

Con una cobertura escasa la comunidad estaría asumiendo riesgos no amparados en la póliza, así como posibles daños a la propiedad en el uso o instalación que no solo estarían excluidos, sino que incluso en casos como el castillo hinchable podrían suponer una agravación del riesgo.

Para cualquier actividad anómala o no incluida en póliza debemos contratar siempre empresas profesionales y solventes que puedan presentar copia de las condiciones particulares, especiales y generales de la póliza. También que puedan verificar que dispone de cobertura para la actividad a desarrollar en la comunidad incluida la instalación de cualquier infraestructura, por supuesto acompañado de recibo o certificado de esta que nos garantice que la póliza se encuentra en vigor.

La relación entre la comunidad y empresa debe quedar siempre plasmada, ya que será la prueba ante posibles siniestros y reduciría la responsabilidad de la comunidad por la cesión de espacios.
No pedir documentación o certificados a las empresas no reduce o facilita la contratación, sino que a la larga compromete el riesgo de la comunidad y por tanto su solvencia, generando importantes perjuicios económicos y de tiempo en su gestión.

Fuente»Ciudad y Comunidad«