Aunque en 2014 el sector inmobiliario se estabilizó, «todavía no se dan las condiciones para la recuperación del mercado de la vivienda». Es una de las conclusiones del primer Observatorio de la Valoración de la Asociación Española de Análisis de Valor (AEV), cuyo objetivo es recoger el debate entre los socios y un grupo de expertos ajenos a las empresas de valoración sobre temas relacionados con la evolución del ladrillo. El informe sostiene que el mercado de la vivienda llegó a finales de 2014 al valle de la recesión que inició con la crisis financiera, pero siguen sin darse las condiciones necesarias para que se recupere el crecimiento de los precios. El 83% de los expertos consultados considera que no hay evidencias concluyentes que permitan esperar, más allá de limitados comportamientos locales, una subida de los precios para este año.
Ahora bien, el sector tiene que hacerse a la idea de que el futuro no está en un modelo basado en la construcción masiva de viviendas en venta. Los expertos consideran, sin excepción, que la estructura del sector no volverá, ni a corto ni a largo plazo, a la situación previa a la crisis y tampoco sería deseable «porque estaba sobredimensionado, con muchos operadores de baja profesionalidad».
El futuro del ladrillo, según los consultados, pasa por el alquiler, la rehabilitación, la adaptación funcional de casas antiguas y segundas residencias, y la mejora tecnológica. El 65% considera que la iniciativa pública podría jugar un papel relevante en el impulso de esa recuperación, aunque ninguno defienda la vuelta a ayudas fiscales indiscriminadas.
La población joven se orientará a la vivienda en alquiler, acercándose más a la media europea. Las nuevas condiciones de empleo y la mayor posibilidad de movilidad geográfica que ha favorecido la reforma laboral, así como un cierto cambio de mentalidad, han desvalorizado la idea de endeudarse para adquirir una residencia, señala el Observatorio.
Para que los hogares jóvenes y, en general, la potencial demanda pueda acceder a una vivienda en propiedad se precisa empleo estable y financiación, algo que no aprecian los socios de AEV. La precariedad en los nuevos puestos de trabajo (menos de 100.000 nuevos empleos indefinidos en 2014), la deflación salarial y el paro juvenil pesan demasiado y no hay motivos para el optimismo, apuntan. Pese a esa falta de síntomas positivos, existe entre los expertos la expectativa de que la mejora en las condiciones macroeconómicas (en particular el final del desplome en los precios de la vivienda) y en la situación financiera de las entidades bancarias, así como la menor presión fiscal a las familias, acabe por trasladarse al mercado inmobiliario en forma de incremento de la demanda solvente y de mayor capacidad de pago. Aunque no necesariamente para vivienda nueva.
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