«La construcción y venta de viviendas es el principal vector del fraude fiscal y laboral en España«, ha asegurado el profesor Jordi Sardá de la Universidad Rovira i Virgili, en la presentación del informe «La economía sumergida pasa factura. El avance del fraude en España», del sindicato de técnicos de Hacienda Gestha.
El estudio liga la evolución del fraude y de la economía sumergida al ladrillo, y asegura que «el boom inmobiliario generó una gran bolsa de dinero en la sombra, sobre todo en áreas de la costa, ya que muchas operaciones se llevaron a cabo con billetes de 500 euros. El descontrol en estas actividades está detrás de gran parte de los casos de tráfico de influencias en municipios y empresas».
Solo el sector inmobiliario evadió al fisco de «8.000 a 8.600 millones de euros anuales entre 2004 y 2007, según estimaciones de Gestha. «Básicamente ha sido por el pago en B en la compra de viviendas», ha puntualizado José María Mollinedo, secretario general del sindicato de técnicos de Hacienda.
Durante estos años del boom, el ladrillo ha sido, además, el gran acaparador de los billetes de 500 euros en España, y uno de los sectores más influyentes en colocar al país como la gran autopista de estos billetes morados en Europa. «Cerca del 70% del efectivo que se mueve en España es con billetes de 500 euros, y es el instrumento preferido para realizar operaciones en negro», aclara el informe. España llegó a acaparar hasta el 24% de los billetes de 500 de la eurozona, «con el pinchazo de la crisis se notó una desaceleración de este acaparamiento, y se mantiene este lento retroceso», puntualiza Mollinedo.
El ladrillo también ha mandado en el fraude laboral español. Primero porque utilizó la contratación irregular de forma masiva, fundamentalmente inmigrante. Después, entre 2008 y 2011, el crash inmobiliario mandó a toda esta gente al paro, y realizó un efecto cascada en toda la economía española. Y una gran parte de estos parados sobreviven gracias a la economía sumergida, principal fraude tenido hoy en España. «Una de las preguntas realizadas en el ámbito internacional es sobre la estabilidad social española pese a un 26% de paro. Tenemos 1,8 millones de hogares sin ingresos que siguen pagando sus gastos, y la familia no sostiene todos. Eso induciría a pensar que están instalados en la economía sumergida», ha explicado el profesor Sardá.
El ladrillo colorea de forma determinante el mapa del fraude por provincias. Entre 2004 y 2007 acentúa el tono en Toledo, provincia con un 27,3% de economía sumergida, y en Málaga con un 27,2%. Sigue Albacete con un 26,2%, mientras que Asturias, Cáceres, Orense, Guadalajara, Granada y Huesca superan el 25%. Valencia supera el 24% y Alicante lo roza. El fraude ha sido mayor en las provincias más afectadas por el crash inmobiliario. En 2012, en Almería ha llegado al 39%, ha rondado el 37% en Albacete y Cáceres.
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