1. Proteger el acceso por la azotea: Cuando se piensa en seguridad para comunidades de propietarios, los accesos por la azotea son los últimos espacios en los que pensamos proteger. En cambio, la azotea es uno de los puntos más vulnerables de las comunidades de vecinos, especialmente de los edificios del casco histórico de las ciudades, donde a los intrusos les resulta relativamente fácil saltar de azotea en azotea.
2. Prestar mucha atención a las marcas en el exterior de la finca: hemos visto en prensa y televisión cómo los cacos marcan las viviendas con pequeños papeles adhesivos para ver si los propietarios se encuentran ausentes largos periodos de tiempo. Pero no sólo se marcan las puertas de las viviendas, también podemos encontrar señales en los telefonillos o en la fachada de la comunidad, por lo que debemos mantenernos atentos frente a estos signos que en muchos casos suponen un riesgo de robo real.
3. Colocar un buzón para carteros comerciales: de esta manera no sólo nos libramos de la intrusiva publicidad que nutre nuestros buzones, también impedimos que desconocidos accedan a la finca.
4. Desconfiar de los desconocidos: cabe recordar que la mayor parte de los ladrones acceden a las comunidades de propietarios por el portal. En la mayoría de los casos, les basta con dar los buenos días a un vecino para que éste les abra o entren detrás de él. En las comunidades de vecinos nuevas y de gran tamaño, es imposible conocer a todos los vecinos, por lo que a los intrusos les resulta muy sencillo acceder haciéndose pasar por un inquilino, por esto, debemos ser especialmente cautelosos.
5. Retenedores en la puerta del portal: en muchos casos, los cacos se encuentran la puerta del portal directamente abierta, lo que supone extenderles una “alfombra roja” para que accedan a nuestra comunidad. La instalación de cierrapuertas retenedores impedirá que la puerta del portal quede abierta por lo que aumentará la seguridad de la finca.
Fuente: Prevent