Gestión realista de los gastos del edificio
Hay que ser consciente de que los vecinos que conviven en la misma comunidad y que deben repartirse los gastos comunes, tienen realidades económicas diferentes. En la medida de lo posible, la gestión del edificio y sus servicios comunes debe adaptarse a la realidad de cada momento.
De nada serviría pretender imponer elevados gastos al conjunto si en un momento dado existen muchos vecinos que no podrán pagarlos. A medio plazo, para un vecino que no alcanza de modo regular a cubrir todos los gastos comunes quizá la mejor solución sea vender el piso. Pero siendo prácticos, aunque nuestra situación económica personal sea holgada, conviene buscar soluciones que reduzcan las posibilidades de provocar morosidad en otros vecinos.
Existen gastos que hay que acometer sin demora. A veces es inevitable acudir al procedimiento legal previsto para la reclamación judicial de estas deudas a un propietario que no paga. Hay que actuar con diligencia, antes de que la deuda crezca y se vuelva “impagable”. En todo caso los procesos son costosos y lentos, y no eliminan el problema inmediato que se genera para todos. De lo que ahora hablamos no es de ser laxos en el cobro de las cuotas (llevaría a la ruina a la comunidad), sino de compaginar legalidad y conveniencia en la gestión, en busca del bien general de todos los vecinos.
Reducir los gastos ordinarios de la comunidad
Conviene realizar presupuestos anuales austeros (sobrios, ajustados). Tanto si cuentan con administrador profesional como si no, dediquen tiempo a revisar las partidas, especialmente las de mayor gasto en cada caso: calefacción, limpieza o portería, contratos de mantenimiento, seguros, jardinería, suministros, etc. Lo ideal es restringir los gastos comunes e individualizar los consumos en la medida de lo posible, como está ocurriendo con las calefacciones centrales
Respecto de gastos extraordinarios, una cosa son las reglas para la aprobación del gasto (algunas obras son obligatorias para todos) y otra la conveniencia del momento concreto de realizarlas. Conviene tener todo en cuenta, según las circunstancias de cada comunidad.
Es cierto que siempre habrá vecinos que se opongan en las Juntas a cualquier gasto, y esto no puede suponer un bloqueo permanente de la actividad: hay que tomar decisiones, acometer reformas, contratar o modificar servicios, etc. Pero si viéramos una numerosa oposición a un gasto extraordinario o unas dificultades reales para pagar esas derramas, habría que plantearse si merece la pena forzar la aprobación de ese acuerdo ahora. Aunque legalmente pudiéramos alcanzar la mayoría necesaria para imponer el gasto a todos, ¿de qué sirve ganar una votación o un juicio si las derramas quedan sin pagar?
Búsqueda de ingresos para la comunidad
La comunidad puede buscar otros ingresos que ayuden a aligerar la carga de los particulares. Algunas opciones son el alquiler de zonas comunes, como locales, plazas de garaje o la vivienda del portero, el alquiler de azoteas o fachadas para publicidad o antenas.
En comunidades pequeñas puede ser más sencillo buscar soluciones imaginativas de reparto de tareas entre vecinos, bien para reducir gastos o bien para computar esas tareas a cuenta de las cuotas de participación.
Fuente: ocu.org