El edificio donde estaba la antigua sede del urbanismo municipal ya ha empezado a derribarse para construir 228 pisos de una cooperativa.
La subasta se quedó desierta. Pero desde junio de este año, la inmensa parcela donde estuvo la Gerencia de Urbanismo de Madrid ya tiene dueños. Y, dentro de poco, casas. Hace unos días que han comenzado las obras de demolición del edificio situado entre las calles Alfonso XIII, Guatemala, Paraguay y Puerto Rico, en el distrito de Chamartín. Si los plazos se cumplen, en febrero o marzo habrán terminado de derribarlo todo y podrán empezar la obra. Lo más particular de este caso es que la parcela la han comprado unos cooperativistas, que entre todos van a construir dos edificios de siete y 14 plantas más los áticos, y tendrán entre ambos una zona ajardinada, con piscina y pista de pádel, aparte de un gran garaje y trasteros.
Según explicó Enrique Guerra desde la Gestora Domo, que se encarga de gestionar la cooperativa, «hay 205 socios y ya se ha completado el 100% de la cooperativa». Entre los socios, según fuentes del Ayuntamiento, hay algunos funcionarios de la propia Gerencia de Urbanismo y otros funcionarios municipales, aunque la idea de comprar la parcela y hacer pisos surgió en otro edificio cercano: en el colegio de los Corazonistas, que hay en Alfonso XIII, por parte de la Asociación de Padres y Madres del centro.
El propio presidente de la cooperativa, llamado Joaquín García, ha sido además el arquitecto encargado del proyecto de edificación. El Ayuntamiento aprobó un Plan Parcial de Reforma Interior para legalizar las futuras obras.
La parcela donde ha estado la Gerencia de Urbanismo hasta hace aproximadamente dos años intentó venderse en una subasta pública, pero nadie se presentó. Según explicó Guerra, «cuando queda desierta una subasta así se puede presentar cualquiera que cumpla los pliegos de condiciones durante el año siguiente y se le puede hacer una adjudicación directa».
Y así ocurrió. Nadie se había presentado, pero entonces surgió la idea por parte de los padres de alumnos del colegio, y en junio consiguieron los dos requisitos fundamentales para optar a la compra de la superficie: montar una cooperativa con el 100% de las plazas cubiertas y conseguir la financiación.
La financiación la consiguieron en Caixabank y así pudieron comprar la parcela por un precio de casi 65 millones de euros. Concretamente, 64.990.638, 73 euros.
La cooperativa se asoció con la gestora Domo para realizar todo el proyecto y desde entonces están juntos en esto.
Aparte de los casi 65 millones, habrá que sumar los gastos de demolición, edificación, papeleo, etcétera, pero la idea es que el coste estimado de cada vivienda se quede en los 3.400 euros el metro cuadrado, según explicó Guerra.
En los edificios, según comentó el gestor, «se ha realizado la planificación de manera casi personalizada», y así se construirán 228 viviendas de entre uno y cuatro dormitorios, pero con excepciones de gente que ha decidido unir dos pisos, por lo que todas las viviendas se adjudicarán entre los 205 cooperativistas.
El 24 de octubre pasado se firmó la escritura de compraventa de la parcela y el 18 de noviembre empezaron las máquinas a derribar la vieja gerencia.
El proyecto incluye una zona comercial que al parecer ya ha sido alquilada a una empresa, que la explotará con comercios y/o oficinas. La parte buena para los cooperativistas es que si todo marcha bien, con el alquiler de los locales la comunidad de vecinos podrá pagar sus gastos de comunidad o al menos una buena parte de ellos.
Entre las características de este complejo que se proyecta en el barrio de Nueva España está la eficiencia energética: los edificios tendrán fachada ventilada y energía geotérmica para enfriar o calentar las viviendas, que es mucho más productiva y, a la larga, barata.
Si los plazos se cumplen, las obras de edificación comenzarán en primavera y durarán unos 22 meses, explicó Enrique Guerra.
Estos días, se puede adivinar ya cómo quedará el inmenso solar (casi 15.000 metros cuadrados), porque las máquinas han derribado todo el esquinazo de Alfonso XIII, Puerto Rico y Guatemala, es decir, el situado en el ala oeste del inmueble. Poco a poco irá desapareciendo el resto, ahora ya vallado en todo su perímetro e invadido de carteles, máquinas de obras y escombros. En los últimos meses se ha ido desmantelando el interior, donde quedaron despachos y muebles abandonados a su suerte tras la marcha de los funcionarios.
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